El problema del cambio climático no es algo de lo que se hable cada día, sin embargo es un tema latente que nos persigue y que no podemos ni debemos dejar de lado. Un tema que está sobre la mesa por su trascendencia pero con el que nadie quiere mojarse. Con esta actitud del avestruz (la actitud de esconderse a ver si el problema desaparece por si solo) se da la espalda a todos los informes y estudios que desde diferentes organismos –entre ellos la ONU- nos alertan de un problema que de no hacer nada será irreversible.
Es difícil, casi imposible, hacernos a la idea de que el clima y el mundo tal y como los conocemos puedan cambiar a peor debido a acciones realizadas por todos nosotros. Más difícil, si cabe, asimilar que estos cambios están empezando a producirse en estos mismos momentos. Sin embargo, los últimos estudios realizados indican que el cambio climático ya ha comenzado y que si no controlamos la contaminación inmediatamente se cumplirán las peores previsiones.
Es un hecho demostrado científicamente que determinados gases –el CO2 es el más conocido- producen el efecto llamado invernadero. Este gas proviene de las emisiones causadas por la quema de combustibles fósiles, unos combustibles que el hombre comenzó a utilizar en grandes cantidades en el siglo XVIII. Durante medio millón de años las concentraciones de este gas se habían mantenido estables y no fue hasta mediados de 1700 cuando los niveles comenzaron a aumentar coincidiendo con la generalización del uso de los combustibles fósiles con fines industriales. De esta manera desde 1750 hasta nuestros días los niveles de CO2 han aumentado un 30% y continúan aumentando ya que las emisiones de este gas a la atmósfera no se frenan, al contrario se prevé que aumentarán sobre todo como consecuencia del despertar industrial de la zona de Asia.
Es difícil, casi imposible, hacernos a la idea de que el clima y el mundo tal y como los conocemos puedan cambiar a peor debido a acciones realizadas por todos nosotros. Más difícil, si cabe, asimilar que estos cambios están empezando a producirse en estos mismos momentos. Sin embargo, los últimos estudios realizados indican que el cambio climático ya ha comenzado y que si no controlamos la contaminación inmediatamente se cumplirán las peores previsiones.
Es un hecho demostrado científicamente que determinados gases –el CO2 es el más conocido- producen el efecto llamado invernadero. Este gas proviene de las emisiones causadas por la quema de combustibles fósiles, unos combustibles que el hombre comenzó a utilizar en grandes cantidades en el siglo XVIII. Durante medio millón de años las concentraciones de este gas se habían mantenido estables y no fue hasta mediados de 1700 cuando los niveles comenzaron a aumentar coincidiendo con la generalización del uso de los combustibles fósiles con fines industriales. De esta manera desde 1750 hasta nuestros días los niveles de CO2 han aumentado un 30% y continúan aumentando ya que las emisiones de este gas a la atmósfera no se frenan, al contrario se prevé que aumentarán sobre todo como consecuencia del despertar industrial de la zona de Asia.
Muchas voces rechazan el cambio climático y llaman a los que lo defienden “alarmistas y catastrofistas”, para defender sus posiciones los primeros argumentan que el incremento paulatino de las concentraciones de CO2 a partir de 1750 coincidió con los primeros registros que se empezaron a tomar alrededor de estos años y que, por lo tanto, no se puede saber si anteriormente había habido épocas con aumentos y disminuciones naturales de las concentraciones de CO2. Esto es cierto, pero no más cierto que el hecho de que en los últimos 200 años el ser humano ha hecho un uso indiscriminado de los recursos naturales, ha contaminado océanos, ha esquilmado los bancos pesqueros y ha expulsado a la atmósfera cantidades ingentes de gases nocivos, unas agresiones nuevas a las que anteriormente no se había enfrentado la Tierra.
A pesar de estas voces críticas, los científicos continúan alertando de que el calentamiento global es un hecho al que tenemos que enfrentarnos por las repercusiones que puede tener en un futuro. Estos científicos exponen las posibles consecuencias del cambio climático basándose en modelos informáticos. Estos modelos dan una situación nada halagüeña para dentro de 50 años: incremento del nivel del mar como consecuencia del derretimiento de los casquetes polares, precipitaciones más escasas pero torrenciales, desertización, etc. Todo esto tendrá consecuencia para todos los habitantes: despoblamiento de las zonas costeras por la pérdida de terreno, escasez de agua, fenómenos extremos como la sequía y las inundaciones… y los más perjudicados serán los países pobres ya que les será imposible poder adaptarse a estos cambios.
A pesar de estas voces críticas, los científicos continúan alertando de que el calentamiento global es un hecho al que tenemos que enfrentarnos por las repercusiones que puede tener en un futuro. Estos científicos exponen las posibles consecuencias del cambio climático basándose en modelos informáticos. Estos modelos dan una situación nada halagüeña para dentro de 50 años: incremento del nivel del mar como consecuencia del derretimiento de los casquetes polares, precipitaciones más escasas pero torrenciales, desertización, etc. Todo esto tendrá consecuencia para todos los habitantes: despoblamiento de las zonas costeras por la pérdida de terreno, escasez de agua, fenómenos extremos como la sequía y las inundaciones… y los más perjudicados serán los países pobres ya que les será imposible poder adaptarse a estos cambios.
6 comentarios:
Hoy, con tal de bajar al supermercado, puedes comprar un bote de cristal con una mezcla de café etíope y colombiano. Tras esto, puedes desayunarlo mientras miras el sol matinal de la ventana.
Puedes asomarte y ver por la ventana cómo cientos de vehículos cruzan ese paso de peatones que hay decenas de metros más abajo de tus pies.
Más arriba, y entre dos torres, puede distinguirse una de las tres chimeneas de la central térmica que, día a día nos ofrece su electricidad para que podamos en la televisión cómo sube la industrialización, todo en aras de la "calidad de vida".
Bueno, sí, calidad de vida, industrialización, fábricas, coches, pasos de peatones, café de Colombia y de Etiopía. Todo eso, con el peak oil, el cambio climático se va a terminar.
Todo va a cambiar.
Y qué, que cambie! Si algo va mal tiene que cambiar, se pasará mal, pero será una transición, una purga de los elementos contaminantes
Juntos crearemos un mundo nuevo, un mundo donde en vez de temer a los bancos temeremos a la naturaleza. Donde en vez de vivir 100 años viviremos 50 y volveremos a ver las distancias tal y como son, distancias.
Pero en fin, todo lo que empieza tiene que acabar, por qué alarmarse?
El fluir del tiempo es inexorable...
Esto que describes sería la situación que tendríamos si no frenamos inmediatamente nuestro ritmo de consumo energético. Si hiciéramos caso a lo que vienen diciendo los científicos, que si no reducimos las emisiones, si no dejamos respirar la pesca, si seguimos talando bosques, dentro de cincuenta años el mundo será una estepa, con grandes contrastes climáticos, hambre y sin una fuente de energía eficaz. Si ahora mismo se decidiera empezar a poner límites a la producción de coches, si se limitara el uso del transporte privado, si se desarrollaran redes de transporte público rápidas y cómodas, si se reciclara, si se investigara y se pusiera en marcha una alternativa eficaz al petróleo, se podría invertir la situación. Se podría recuperar el planeta sin que sufriéramos grandes traumas. El problema es que el petróleo es un caramelo demasiado goloso y mueve mucho dinero y mucho poder, esto hace que los gobiernos no quieran poner en marcha las alternativas, porque son caras y supondrían tener que hacer una reconversión de la industria, cosa que repercutiría en la simpatía electoral. Así pues, lo que nos queda es ver el declive de la civilización tal y como la conocemos.
El imperio romano cayó sin que nadie lo previera, nuestra civilización caerá sabiéndolo de antemano.
El imperio romano cayó, dejando una estela de muerte y destruccion durante más de mil años. Pero qué ocurrió después? El bosque de la civilización, arrasado en la caida del mundo helénico dio paso a la selva del mundo moderno, donde todo es más grande, más bonito y más abundante. Es el ciclo natural de las cosas: nacer, crecer, decaer y morir para volver a nacer.
Así que, si nos toca vivir tiempos difíciles se puede hacer dos cosas.
Llorar por que dentro de dos días se acabará el mundo, o esperar dos días para empezar a llorar.
Sí, se acaba, i qué?
El fin de la civilización sería la confirmación de que el hombre es el animal más tonto sobre la faz de la Tierra, el único que tropieza dos veces en la misma piedra. La historia nos ha enseñado muchas cosas, una de ellas, esto que tú dices, que los ciclos se repiten. Es cierto, pero también es cierto que estos ciclos los regula la estupidez humana, sino como se explica la caída del Imperio Romano, el renacer y ahora la vuelta a las miserias. Las culturas que viven de la tierra y para la tierra, que cuidan los recursos, que cogen solo lo necesario (tribus amazónicas, tribus africanas, aborígenes….) estas poblaciones han permanecido igual durante siglos y siglos, sin que hayan sufrido grandes cambios. Las civilizaciones que viven para tener más y más, sin importar el agotamiento de los recursos, sufren, de manera cíclica, el reordenamiento natural del planeta. La Tierra no mandará hordas de bichos como en el libro El Quinto Día, ni brisas asesinas como en la película El Incidente, sino que seremos nosotros nos auto aniquilemos, los que frenemos el consumo -que remedio- una vez que no tengamos nada que consumir.
No es estupidez humana, silvia, es ambición, es la posibilidad de llegar más lejos que ayer y, aunque esta posibilidad tenga una duración limitada, vale la pena de intentar.
Y qué poder vivir mil años si vives como una piedra?
Tempus fugit, silvia, tempus fugit.
Mentira. Mira este vídeo (me autolinkeo by the face), el calentamiento global es un timo.
Y el imperio romano cayó por una pequeña glaciación que provocó presión demográfica bárbara en las fronteras (godos, hunos, mongoles) junto con una terrible crisis económica de un sistema caduco basado en la expansión sin límites (esclavismo). Lo del imperio romano se veía a la legua, aún gracias que aguantó 200 años más de lo que le tocaba en el oeste y 1200 en el este.
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