Se ve que en estos tiempos de crisis que corren los eurodiputados no tienen otra cosa que hacer que proponer una serie de enmiendas para impedir el intercambio de archivos P2P. Llevamos oyendo desde hace años el “que viene el lobo, que viene el lobo” y el lobo –entiéndase la prohibición de bajarse material de la red- no viene. Pero ahora el Parlamento Europeo se ha puesto serio y quiere dejar este tema concluido después del verano.
Los internautas están rasgándose las vestiduras y no les falta razón, el Parlamento pretende que las compañías proveedoras controlen a sus usuarios y les avisen cuando estén co
metiendo actividades “ilícitas”. También se pretende controlar el tráfico de archivos reduciendo la calidad del servicio, para entendernos, bajar la velocidad de la red para que el E-mule se cuelgue cada vez que pongamos a bajar una película. Hay muchas más enmiendas, más de 800, pero las que resumen mejor lo que nuestros eurodiputados quieren hacer son estas dos.
Para intentar “maquillar” esta normativa se ha dicho que estas medidas ayudarán a controlar más eficazmente el tráfico de material pedófilo a través de la red. Puede ser, pero para eliminar una rama podrida se va a arrancar el árbol de raíz, se va a acabar con la libre circulación de materiales en la red y se va a bajar la calidad del servicio.
Las sociedades de autores quieren defender su producto cultural, sacar rendimiento económico de él. Cuando se intercambia este material por la red, son ingresos que no les llegan. Este es su argumento, el de los internautas es muy distinto. Los internautas que no tiene intención de lucrarse con la adquisición libre de una película o música argumentan que con esta práctica mucha más gente tiene acceso a contenidos culturales que de la manera tradicional –pagando- no tendrían. Esto no resta ingresos a los artistas, todo lo contrario, una persona a la que jamás se le hubiera ocurrido comprar un disco de un grupo determinado, puede que, después de bajárselo y escucharlo, se aficione y el próximo disco se lo compre original o acuda al concierto. Un hecho que avala esta teoría es que el número de conciertos no se ha reducido, la gente sigue acudiendo a ver a su grupo favorito.
El conflicto sigue abierto. No sabemos a ciencia cierta como acabará esta guerra entre internautas y sociedades de autores, lo que si que se puede predecir es que el gigante aplastará al enano, que el dinero ganará a la libre circulación, que se pondrán trabas y se reducirá la calidad del servicio para que los grandes sigan embolsándose millones y vetando el acceso a estos productos a gran parte de la sociedad.
El conocimiento nos hace libres, los productos culturales estimulan la mente y favorecen el crecimiento del espíritu crítico. Internet es un refugio para los librepensadores, para los que no se conforman con lo establecido, es decir con lo que nos llega de los medios convencionales. El primer paso para conquistar este medio es vetar el libre intercambio de contenidos con el supuesto de que están bajo la custodia de una propiedad intelectual a la que hay que pagar. Éste, como digo es el primer paso, después llegará el veto a los blogs, a los comentarios, a los videos, a las páginas, al contenido de los e-mail. Esto ya se está produciendo, pero a muy pequeña escala debido a la inmensidad de la red, pero nada impide que en un futuro Internet sea un medio tanto o más controlado que la televisión, con licencias para poder publicar. Un nuevo medio para poder controlar.
Los internautas están rasgándose las vestiduras y no les falta razón, el Parlamento pretende que las compañías proveedoras controlen a sus usuarios y les avisen cuando estén co
metiendo actividades “ilícitas”. También se pretende controlar el tráfico de archivos reduciendo la calidad del servicio, para entendernos, bajar la velocidad de la red para que el E-mule se cuelgue cada vez que pongamos a bajar una película. Hay muchas más enmiendas, más de 800, pero las que resumen mejor lo que nuestros eurodiputados quieren hacer son estas dos.Para intentar “maquillar” esta normativa se ha dicho que estas medidas ayudarán a controlar más eficazmente el tráfico de material pedófilo a través de la red. Puede ser, pero para eliminar una rama podrida se va a arrancar el árbol de raíz, se va a acabar con la libre circulación de materiales en la red y se va a bajar la calidad del servicio.
Las sociedades de autores quieren defender su producto cultural, sacar rendimiento económico de él. Cuando se intercambia este material por la red, son ingresos que no les llegan. Este es su argumento, el de los internautas es muy distinto. Los internautas que no tiene intención de lucrarse con la adquisición libre de una película o música argumentan que con esta práctica mucha más gente tiene acceso a contenidos culturales que de la manera tradicional –pagando- no tendrían. Esto no resta ingresos a los artistas, todo lo contrario, una persona a la que jamás se le hubiera ocurrido comprar un disco de un grupo determinado, puede que, después de bajárselo y escucharlo, se aficione y el próximo disco se lo compre original o acuda al concierto. Un hecho que avala esta teoría es que el número de conciertos no se ha reducido, la gente sigue acudiendo a ver a su grupo favorito.
El conflicto sigue abierto. No sabemos a ciencia cierta como acabará esta guerra entre internautas y sociedades de autores, lo que si que se puede predecir es que el gigante aplastará al enano, que el dinero ganará a la libre circulación, que se pondrán trabas y se reducirá la calidad del servicio para que los grandes sigan embolsándose millones y vetando el acceso a estos productos a gran parte de la sociedad.
El conocimiento nos hace libres, los productos culturales estimulan la mente y favorecen el crecimiento del espíritu crítico. Internet es un refugio para los librepensadores, para los que no se conforman con lo establecido, es decir con lo que nos llega de los medios convencionales. El primer paso para conquistar este medio es vetar el libre intercambio de contenidos con el supuesto de que están bajo la custodia de una propiedad intelectual a la que hay que pagar. Éste, como digo es el primer paso, después llegará el veto a los blogs, a los comentarios, a los videos, a las páginas, al contenido de los e-mail. Esto ya se está produciendo, pero a muy pequeña escala debido a la inmensidad de la red, pero nada impide que en un futuro Internet sea un medio tanto o más controlado que la televisión, con licencias para poder publicar. Un nuevo medio para poder controlar.
3 comentarios:
En este caso, vamos hacia una sociedad en la que habrán de censurar a Jesucristo por el milagro de los panes y los peces, ya que hizo perder una pasta a los panaderos y pescateros ahí multiplicando a cascoporro.
Pero en el fondo puede que sea una buena medida, ya que todas las revoluciones pasan por una etapa previa en la que la presión se hace más evidente y, según lo que parece, las capas 'superiores' del stablishment cultural están dejándose los cuartos en presión para censurar.
Habrá que seguir el asunto más de cerca...
Pues si empiezan a vetar contenidos que empiezen por el gran Bastardo (gran hermano para algunos) el OT de los huevos que se convierte en putiferio y los programas de debate de salsa rosa, podrida de paso, que eso si que es salvaguardar la cultura y los medios de comunicacion.
por favor que valor tienen, el del dinero ya que ya se las arreglaran para venderte un aparatito para conseguir mas amplitud de banda....en poco tiempo como lo que ha ocurrido en el tema de los radares de autopista.
¡Fascismo!
¡Quieren convertir la Cultura en mercancía! ¡Todos callados, sin pensar en nada más que en qué voy a gastarme los cuartos!
Si es que cuando digo que George Orwell era un visionario anticapitalista en vez de un crítico anticomunista (pues así lo entendí cuando lo leí, hace más de un siglo) es por algo. Gran Hermano, neolengua, pensamiento único.
Ah, Vaklam, yo no soy tan optimista... volverán las drogas, permitirán los botellones y la gente se olvidará de esto en 2 meses. Y quien lo recuerde será llamado de comunista p'arriba. Circulen, circulen, que aquí no ha pasado nada.
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