En 2007 se importó el Bicing a Barcelona emulando lo que ya es una realidad en otras ciudades europeas como Ámsterdam o Berlín. Este sistema de alquiler permite ir a cualquier parte de la ciudad con una bici cedida por el ayuntamiento por el módico precio de unos 24 euros al año. Pero no todo es tan sencillo ni tan bonito. Los primeros treinta minutos del trayecto están incluidos en este precio anual, si excedes el tiempo tienes que pagar un suplemento de 30 céntimos cada treinta minutos, siempre que no superes las dos horas, si las superas, te penalizan y has de pagar 3 euros por hora excedida. Para vadear esta limitación de los treinta minutos la gente lo que hace es jugar al “gran juego de la oca” es decir, van de estación de bicing a estación de bicing tratando de evitar sobrepasar estos treinta minutos. Parece fácil, y más teniendo en cuenta que hay más estaciones de bicing en Barcelona que turistas, el problema es que muchas veces, cuando llegas al punto para dejar la bici y coger otra antes de exceder los treinta minutos, igual no hay sitio en el dispensador para acomodarla y tienes que esperar diez minutos hasta que otro usuario deja hueco libre y tú puedes aparcar tu bici y coger otra. Después de este paripé ya te habrás excedido de los treinta minutos y tendrás que pagar más.
A pesar de este pequeño problema monetario (visto objetivamente tampoco es tan caro este sistema) podría decirse que el bicing es la solución a los problemas de transporte en la ciudad. Nada más lejos de la realidad, ya que se ha empezado a construir la casa por el tejado y en vez de planificar primero una red de carriles y una normativa con derechos y deberes de los conductores de bici, se ha empezado con implantar el servicio y luego ya se verá… Ya se verá, lo que se ha visto después de un año con el servicio es que los peatones y conductores de automóviles están hasta los mismísimos (…) del puñetero servicio de alquiler de bicicletas. Hay pocos carriles bici para el volumen de vehículos que hay en circulación y pasa lo que pasa, los usuarios invaden acera y carretera con el consiguiente peligro que ello supone.
No hay más que pasearse por el centro de Barcelona para ver el caos. Bicis que te atropellan por Portal de l´Àngel (una calle peatonal abarrotada que te obliga a hacer zig-zags para sortear a la gente) donde los usuarios de Bicing (y los de bicis propias) tocan su timbrecito para que te apartes y les dejes pasar a ellos, la razón, pues debe ser que ellos la tienen más grande porque entiendo que por la acera somos iguales. Yo no tengo ninguna obligación de apartarme y más si me vienen por detrás, con el entendido que el ser humano aun no ha desarrollado ojos en el cogote. Este cabreo de los peatones puede quedarse en mera anécdota o algún que otro insulto, el problema llega cuando estos camicaces de las dos ruedas se adentran en la jungla de asfalto e interaccionan con coches y autobuses. Un hecho incomprensible es que los ciclistas de ciudad creen que la bici lleva incorporada una burbuja protectora que les impide que los coches puedan hacerles daño, porque la temeridad que destilan no es normal. Conducen por calles sin carril bici tan abarrotadas como la calle Aragón, se cambian de carril, se cruzan… y un largo etcétera.
Puede que este sistema haya aliviado en parte el tráfico motor de la ciudad, cosa que no creo puesto que la gente que ha de desplazarse 10 kilómetros cada día difícilmente utilizará este sistema. Puede que este sistema haya puesto a Barcelona en la vanguardia de ciudades ecológicas, una mera cortina que tapa los verdaderos problemas de transporte que sufre la ciudad, problemas como una red de metro insuficiente, trenes con retrasos y servicios nocturnos nulos.
A pesar de los problemas y la quejas el sistema se va a extender a otras ciudades del área metropolitana como Badalona, Castelldefels, Cornellà de Llobregat, Esplugues de Llobregat, Gavà, L'Hospitalet de Llobregat, Montcada i Reixac, Montgat, El Prat de Llobregat, Sant Adrià de Besòs, Sant Boi de Llobregat, Sant Feliu de Llobregat, Sant Joan Despí, Sant Just Desvern, Santa Coloma de Gramenet, Tiana y Viladecans. En vez de aliviar los problemas de transporte con medios eficaces prefieren extender esta golosina para tener al personal contento, mientra el resto ha de hacer virguerías y chuparse horas de espera, retrasos y trasbordos para ir a su trabajo.