Primer fin de semana de libertad. Por fin he recuperado, después de tres años, esa sensación que solo sientes el viernes por la tarde cuando sabes que tienes dos días por delante para descansar y dedicarlos a divertirte.
En estos tres años de trabajo, de semanas encadenadas, me han servido para aprender una rutina, una disciplina, para aprender que el mundo no se acaba por tener que trabajar un domingo o un día 25 de diciembre. Pero ¿Entonces porqué lo he dejado? Pues por que el ser humano por naturaleza busca evolucionar, buscar nuevos retos que le hagan superarse y a mi este trabajo ya no me aportaba nada nuevo, únicamente dinero, pero como bien me dijo la gurú Malaquita “cuando el dinero ya no te motiva, es mejor que lo dejes”.
Ayer abrí este período con una salida nocturna que se alargó más de lo esperado por culpa de los dos implicados en la trama por evitar un viernes noche de aburrimiento. Primera parada en el bar “nomeacuerdodelnombre” con sesión de alcohol cremoso y de procedencia cualificada. Sobre la una de la madrugada empezaron a venir las depresiones por la próxima finalización de la velada. Que leches! La noche es joven, vayámonos a una discoteca. Después de este pico de súbita “Fiebre del viernes noche” acabamos con los huesos en el Sidecar. Antro cual lata de sardinas, con tíos que parecían velocirraptores buscando presa y nosotros, para pasar el rato, puesto que no se podía bailar por la masa crítica de gente, decidimos buscar parecidos razonables. Error. Si eres tía, estas en un lugar de caza y mantienes la mirada a un tío más de dos segundos, aunque sea por un motivo tan vanal como buscarle el parecido con Ramón García, John Frusciante o Gary Oldman, puede que después el tío se te pegue como una lapa; por suerte no llegó a pasarme. Al final terminamos la noche a las 5 de la mañana con la apertura del trasporte colectivo que había de llevarnos a nuestras respectivas casas.
Esta noche, como diría nuestro ídolo Joseph Cuní, méssssss.
Foto: Uno de los parecidos más razonable, cortesía de A.L. Jonh Frusciante. Guitarrista de Red Hot Chili Peppers
2 comentarios:
oyeeeee!
soy una mala influencia, no un gurù quitame ese adjetivo cojoneeeeees!
oich oich!
que vagos recuerdos en el sidecar, cuando mi mejor amiga y yo nos meneamamos y terminabamos las noches en el after la tintoreria;
para ir al sidecar hay que ser de los primeros por dos motivos:
1. No te astillan con la entrada
2. No hay apenas gente pero luego se va rellenando.
Cuando iremos a la razzmataz con Desi y la Angels?
sabado por la tarde te apetece quedar???????
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